El Salmo 90 es la Oración de Moisés, varón de Dios. En ella se habla de la manera que Dios ha servido como refugio de generación en generación. Desde el siglo hasta el siglo, quebranta a los hombres y los convierte en sus hijos.
Se pide ser saciado con su misericordia, y se promete cantarle todos los días. Se pide que se les alegre según los días que los ha afligido, y los años que vivieron en mal. Se implora por la gloria, para que toda divinidad caiga sobre ellos.
Indice de Contenidos
🙏Oración Salmo 90🙏
Señor, tú has sido nuestra morada
de generación en generación.
Antes que naciesen los montes
y formases la tierra y el mundo,
y desde la eternidad y hasta la eternidad, tú eres Dios.
Haces que el hombre vuelva a ser polvo
y dices: Volved, hijos de los hombres.
Porque mil años delante de tus ojos
son como el día de ayer, que ya pasó,
y como una de las vigilias de la noche.
Los arrastras como con torrente de aguas; son como sueño,
como la hierba que crece por la mañana,
por la mañana florece y crece;
al atardecer se marchita y se seca.
Porque con tu ira somos consumidos,
y con tu furor somos conturbados.
Has puesto nuestras iniquidades delante de ti,
nuestros pecados secretos a la luz de tu rostro.
Porque todos nuestros días declinan en tu ira;
acabamos nuestros años como un suspiro.
Los días de nuestra edad son setenta años;
y en los más robustos son ochenta años.
Con todo, su orgullo es molestia y pesar,
porque pronto pasan, y volamos.
¿Quién conoce el poder de tu ira,
y tu furor según el temor que te es debido?
Enséñanos de tal modo a contar nuestros días
que traigamos al corazón sabiduría.
¡Vuélvete, oh Jehová! ¿Hasta cuándo?
Y ten piedad de tus siervos.
Por la mañana, sácianos de tu misericordia,
y cantaremos con gozo y nos regocijaremos todos nuestros días.
Alégranos conforme a los días en que nos afligiste
y a los años en que vimos el mal.
Aparezca tu obra a tus siervos,
y tu majestad sobre sus hijos.
Y sea la hermosura del Señor, nuestro Dios, sobre nosotros,
y confirma sobre nosotros la obra de nuestras manos; sí,
la obra de nuestras manos confirma.