Oración del Salmo 139 – Omnipresencia y Omnisciencia de Dios

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En el Salmo 139 se habla de un Jehová examinador, aquel que conoce el sentar y levantar de su siervo. Que entiende sus pensamientos, y escudriña su andar y repos. Que conoce sus caminos, que lo rodea, y otorga un conocimiento que es completamente maravilloso. 

Se habla de un Dios al cual es imposible huirle, porque, de subir a los cielos él estará, que sigue guiando aun cuando se opta por ir a los destinos más remotos. Al final se pide porque Dios examine y conozca el corazón de su siervo, que lo pruebe y sepa de sus pensamientos para que lo guíe por el camino eterno.

Indice de Contenidos

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🙏Oración Salmo 139🙏

Oh Jehová, tú me has escudriñado y conocido.

Tú has conocido mi sentar y mi levantar;
desde lejos has entendido mis pensamientos.

Has escudriñado mi andar y mi reposo,
y todos mis caminos te son conocidos.

Pues aún no está la palabra en mi lengua,
y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.

Detrás y delante me rodeaste
y sobre mí pusiste tu mano.

Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
elevado es, no puedo comprenderlo.

¿Adónde me iré de tu espíritu?
¿Y adónde huiré de tu presencia?

Si subo a los cielos, allí estás tú;
y si en el Seol hago mi lecho, he aquí, allí estás tú.

Si tomo las alas del alba
y habito en el extremo del mar,

aun allí me guiará tu mano
y me asirá tu diestra.

Si digo: Ciertamente las tinieblas me encubrirán,
aun la noche resplandecerá alrededor de mí.

Aun las tinieblas no encubren de ti,
y la noche resplandece como el día;
lo mismo te son las tinieblas que la luz.

Porque tú creaste mis entrañas;
me formaste en el vientre de mi madre.

Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho;
maravillosas son tus obras,
y mi alma lo sabe muy bien.

No fueron encubiertos de ti mis huesos,
cuando en oculto fui formado
y entretejido en lo más profundo de la tierra.

Tus ojos vieron mi embrión,
y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
que fueron luego formadas,
cuando no existía ninguna de ellas.

Y, ¡cuán preciosos me son,
oh Dios, tus pensamientos!
¡Cuán grande es la suma de ellos!

Si los contara, serían más numerosos que la arena.
Despierto y aún estoy contigo.

De cierto, oh Dios, harás morir al malvado.
¡Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios!

Porque ellos hablan maliciosamente contra ti;
tus enemigos toman en vano tu nombre.

¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen,
y no me repugnan tus enemigos?

Los aborrezco con intenso odio;
los tengo por enemigos.

Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce mis pensamientos.

Y ve si hay camino de perversidad en mí
y guíame por el camino eterno.

Explicación del Salmos 139

Vídeo de la Oración del Salmo 139

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