En el Salmo 66 se pide que se aclame a Dios con alegría, recordarle lo asombroso de sus obras, y como sus enemigos se someten a la grandeza de su poder. Habla sobre cómo la tierra lo adorará, y le cantará en su nombre.
Se habla de la manera que Dios ha probado su poder, como ha puesto a su pueblo en los escenarios más difíciles y logró sacarlos con abundancia. De la necesidad que tiene el hombre de contar cómo ha construido su alma, y como no lo hubiese escuchado si no fuera puro.
Indice de Contenidos
🙏Oración Salmo 66🙏
Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra.
Cantad la gloria de su nombre;
haced gloriosa su alabanza.
Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras!
Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos.
Toda la tierra te aadorará,
y cantará alabanzas a ti.
Cantarán alabanzas a tu nombre. Selah
Venid y ved las obras de Dios,
asombroso en hechos para con los hijos de los hombres.
Convirtió el amar en tierra seca;
por el río pasaron a pie;
allí en él nos regocijamos.
Él se enseñorea con su poder para siempre;
sus ojos vigilan las naciones;
no se enaltezcan los rebeldes. Selah
Bendecid, oh pueblos, a nuestro Dios,
y haced oír la voz de su alabanza.
Él es el que guarda nuestra alma con vida,
y no permitió que nuestros pies resbalasen.
Porque tú anos probaste, oh Dios;
nos refinaste como se refina la plata.
Nos metiste en la red;
pusiste pesada carga en nuestros lomos.
Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza;
pasamos por el fuego y por el aagua,
y nos bsacaste a la abundancia.
Entraré en tu casa con holocaustos;
te pagaré mis votos,
los que pronunciaron mis labios
y habló mi boca cuando angustiado estaba.
Holocaustos de animales engordados te ofreceré,
con incienso de carneros;
sacrificaré novillos y machos cabríos. Selah
Venid, oíd todos los que teméis a Dios,
y contaré lo que ha hecho por mi alma.
A él clamé con mi boca,
y ensalzado fue con mi lengua.
Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad,
el Señor ano me habría oído.
Mas ciertamente me oyó Dios;
atendió a la voz de mi súplica.
Bendito sea Dios,
que no desechó mi oración ni apartó de mí su misericordia.